El bisabuelo de Fidel, Carlos y Rodrigo ya se crío entre viñas y su abuelo fue fundador de
la Cooperativa de Labastida en el año 1964. Ya en 1990, su padre,
Fidel, decidió dar el gran salto y empezar a elaborar vinos propios,
ya que el régimen cooperativista no funcionaba del todo bien por
aquella época. Es en el año 1999
cuando entran a dirigir el negocio los tres hermanos. Es entonces cuando comienzan a elaborar los vinos que
tenían en la cabeza y a conocer sus viñedos. Actualmente poseen 24
hectáreas en propiedad y otras 26 de tres productores tradicionales,
todas ellas ubicadas en el término municipal de Labastida. Elaboran
nueve etiquetas diferentes y exportan el 85% de la producción,
estando presentes en 22 países, desde Estados Unidos a Vietnam. “En nuestra bodega
lo que estamos haciendo es desandar el camino. Estamos en la búsqueda
de dar con lo que hacían nuestros abuelos... respetamos el suelo,
abonamos con estiércol, no utilizamos venenos ni herbicidas para que nuestra tierra muestre su franqueza y que cuando probéis uno de nuestros vinos,
sepáis y encontréis en la copa nuestras señas de identidad”, nos
apuntó Carlos Fernández en una primera declaración de intenciones.
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